La imaginería genealógica se inspira en la antigua metáfora del árbol para crear una representación sistemática de las relaciones familiares. Estos ejemplares se crearon en el siglo XIX, aunque la tradición de los árboles familiares dibujados a mano se remonta a muchos siglos antes. El colorido ejemplar en acuarela recurre a tradiciones locales del noreste de Massachusetts, con el árbol que brota desde una base conformada por dos corazones y cada miembro de la familia representado por un fruto distinto. Cabe destacar que varios frutos siguen vacíos y que las diferencias en la caligrafía sugieren que los nombres y las fechas de nacimiento fueron inscritos en varios momentos distintos, lo que da cuenta de la durabilidad del documento. Una segunda obra presenta la tecnología de la fotografía, que era aun relativamente novedosa, poniendo de relieve la longevidad del árbol como dispositivo genealógico.