La repetición implica familiaridad, comodidad y los efectos relajantes del proceso creativo. Sin embargo, si la repetición alude peyorativamente a un empobrecimiento de la inspiración, el acto de repetir o de “volver a decir” puede incluir también una maduración conformada por variaciones e iteraciones, una búsqueda obsesiva de la excelencia y de resultados innovadores, una forma persistente de inscribir un concepto.

 

En ocasiones, solo podemos percibir progresiones sutiles y evoluciones artísticas al observar un gran inventario de obras creadas a lo largo de un periodo considerable de tiempo. Como dice la artista Yayoi Kusama: “cuanto más miramos algo, mejor logramos conocerlo y mejor alcanzamos a ver la infinita variedad que ofrece”. En el reino del lenguaje visual de un artista, las repeticiones de figuras determinan una firma distintiva, como las hipnóticas franjas onduladas hábilmente creadas por Martín Ramírez o la tensa red de hilos que conforman las esculturas de Judith Scott. En los patrones de una intrincada colcha de radiación solar, Rebecca Scattergood Savery reiteró los pasos que aprendió de sus mayores a la vez que demostró convincentemente sus propias capacidades creativas, evocando una sensación de asombro e inmensidad por medio de la repetición precisa del acto de recortar y coser.