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Annie Hooper

Estas esculturas formaban parte, originalmente, del entorno artístico interior de Annie Hooper: 121 de ellas abarrotaban el suelo de una de sus habitaciones, y otras 30 cubrían su comedor. A lo largo de treinta y cinco años, esta instalación sobrecogedora evolucionó en todos los espacios libres de su casa de Outer Banks. En conjunto, fueron 300 escenas bíblicas compuestas de casi 5000 esculturas hechas de madera de deriva, masilla, cemento y conchas, demostrando mejoras en su técnica a lo largo del tiempo.

 

La artista materializó esta actividad creativa a los 50 años, tras regresar de un tratamiento por estrés emocional causado por el miedo a perder a su único hijo, que había sido enviado al Pacífico Sur durante la Segunda Guerra Mundial y había desarrollado una enfermedad. Le contó al historiador Roger Manley —quien evitó que su obra fuera destruida— que “oía voces y ángeles que la guiaban para crear las figuras” que “tenían por objetivo revelar los aspectos más placenteros y optimistas del relato cristiano”.

 

La artista, una mujer muy devota, dio vida a este elenco de personajes en forma de viñetas —los niños de Israel; animales del valle de la sombra de la muerte; el Éxodo; Daniel en la fosa de los leones; el Sermón del monte— por medio de recorridos performativos y cautivadoras narraciones interactivas que acompañan el paso por senderos estrechos. En 1978, cuando su querido esposo sufrió un accidente cerebrovascular, la artista comenzó a utilizar letreros escritos a mano para crear un recorrido autoguiado en el que traduce su lectura personal de la Biblia a partir de sus propias experiencias de soledad y pérdida. 

Annie Hooper, interviewed by Catherine Peck (1897–1986)

Catherine Peck Collection, 1981–1988

1984, audio recording

Southern Folklife Collection, Louis Round Wilson Special Collections Library, University of North Carolina at Chapel Hill, NC

Courtesy of Roger Manley

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