Un grupo de cuadros de luto
Los cuadros de luto son una poderosa expresión de la necesidad de preservar la memoria y de procesar el dolor. Tras la muerte de George Washington en 1799, las estampas conmemorativas se popularizaron en Estados Unidos como expresión de la tristeza comunitaria por la pérdida del primer presidente. Las representaciones de tumbas, sauces y dolientes pasaron a formar parte de una estética comúnmente reconocida.
En respuesta a esta tendencia, la elaboración de cuadros de luto en bordado y acuarela se añadió al plan de estudios de las escuelas para niñas. En lugar de limitar sus homenajes a figuras públicas, las colegialas solían rendir tributo a miembros de sus propias familias o de su círculo de amigos. El formato del cuadro de luto se adaptó para satisfacer las circunstancias de cada persona, y los fabricantes añadieron nombres, fechas de nacimiento y defunción, y representaciones de los miembros de la familia a sus composiciones. Como puede verse aquí, en la obra de Eunice Pinney, podían incluirse más detalles personales: la lápida del reverendo Ambrose Todd lleva inscritos símbolos que podrían haber sido importantes para él como miembro de la fraternidad masónica.
A pesar de estas variaciones individuales, en conjunto, los componentes comunes de los cuadros de luto ponen de relieve la universalidad del dolor y la necesidad de consagrar la memoria de aquellos a quienes hemos perdido.