Retratos
En el siglo XIX, un número de retratistas populares trabajó con acuarela para crear retratos en formato pequeño, que eran más accesibles y se ejecutaban con mayor eficiencia que las grandes obras al óleo sobre lienzo, que requerían de mucho tiempo para secarse. Cada uno de los artistas que vemos aquí y en la sala adyacente desarrolló fórmulas distintas para representar a una multitud de mecenas:
Joseph Davis, de Nueva Inglaterra, representó a sus modelos de perfil sistemáticamente, creando una sensación de gusto compartido por medio del uso de alfombras de patrones llamativos y muebles veteados, ambos comunes en las casas de la época.
Los esposos Samuel y Ruth Shute desarrollaron un sistema para trabajar juntos: ella creaba los dibujos y él aplicaba el color. La pareja produjo muchas obras para niñas y jóvenes que trabajaban en los molinos textiles de Nueva Inglaterra, un mercado deseoso de comprar retratos a precios económicos.
Jacob Maentel, un inmigrante nacido en Alemania cuyas obras se exponen en la siguiente sala, pintó a un número de sus vecinos del sudeste de Pensilvania, representando a menudo a las parejas casadas en dos hojas distintas de papel, que unía por medio de contigüidades en la escala y la división espacial.