Botellas imposibles
La creación de botellas imposibles, un pasatiempo popular de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, aprovechó la producción en masa de botellas para convertir estos objetos cotidianos en piezas lúdicas o meditativas. Sus creadores solían ser hombres: carpinteros con un alto nivel de destreza, o marineros, prisioneros o cuidadores de faros con mucho tiempo libre. Inspirándose en la imaginería que les resultaba familiar, solían elaborar dispositivos de significancia religiosa —como cruces o escenas de la Crucifixión—, así como herramientas de trabajo e intrincados diseños abstractos.
Fuera cual fuera su motivación interna, el gesto creativo que esconden las botellas imposibles está marcado por la sorpresa y la curiosidad. Estos objetos plantean la pregunta: ¿cómo entro eso ahí? Como escenas o adornos miniatura montados o desplegados dentro de los confines de un espacio acotado, las botellas imposibles también evocan los placeres del coleccionismo y la propiedad. Estos objetos no suelen tener ninguna otra función que el placer y la contemplación que evocan. Y, cuando se los reúne en colecciones exclusivas, como puede verse en esta muestra, la sensación de satisfacción se multiplica.